Incluso antes de la adquisición por parte de PSA en 2017, la idea de convertir a Opel en una marca dedicada a los vehículos eléctricos ya estaba presente. Finalmente, se ha retrasado un poco más de lo pensado, por lo que habrá que esperar hasta el 2028. Un pelín antes que el resto de las marcas europeas, pero no lo suficiente como para convertirse en un referente dentro del panorama tan competitivo como el actual.
Actualmente, Opel dispone de versiones electrificadas de casi todos los modelos de su gama. El Grandland y el Astra ofrecen híbridos enchufables, mientras que el Rocks-e, el Corsa-e, el Mokka-e, el Combo-e (Life o furgoneta), el Zafira-e / Vivaro-e, el Movano-e son todos eléctricos. La Vivaro también está disponible con una versión de hidrógeno. En esta lista faltan dos modelos: Crossland e Insignia. Precisamente estos son los modelos a los que les llegará la electrificación.
El nuevo Crossland continuará siendo un equivalente del Citroën C3 Aircross. Este modelo, construido a partir de la plataforma CMP, ofrecerá una versión eléctrica y otra de gasolina. Utilizará la misma configuración que los modelos actuales, es decir, la batería de 50 kWh (brutos) y el motor de 100 kW / 136 CV. Se espera que esté disponible a principios de 2024. Para distinguirse mejor del Mokka, el Crossland crecerá en tamaño y se acercará a los 4,40 m.
A finales de 2024, el Insignia dejará de fabricarse. Con él se irá la última Opel basada en una plataforma de GM. También es el último Opel con motor de combustión. A partir de ese momento, toda la gama estará electrificada. Por ello, está previsto un nuevo Insignia. A diferencia del Astra, no será un híbrido enchufable, sino 100% eléctricos. Podría ser uno de los primeros coches del grupo en estrenar la plataforma totalmente eléctrica STLA Large.